Testimonios de Voluntarios

Borja Molina. Burkina Faso. 2017

Elena Amador. Benin. 2017

Davinia Curto. Burkina Faso. 2017

Raquel Giménez y Rubén Pardo. Benin. 2017

Ainoa Botella. Ruanda. 2023.

Alba Alfieri. Ruanda. 2023.

Jesús Hueso. Costa Rica. 2023.

Abril Sánchez. Costa Rica. 2023.

Natalia Vinent. Costa Rica. 2023.

Testimonio 1

Dice un proverbio islámico que en la vida es fundamental hacer tres cosas: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Personalmente, añadiría a esa lista dedicar tu tiempo a la realización de un voluntariado. Porque realizar un voluntariado simboliza formar parte de un proyecto más grande que nosotros mismos. Porque realizar un voluntariado implica ser una pieza clave para lograr una transformación social.

Después de vivir una experiencia intensa en Abancay, decidí este año embarcarme en mi próxima aventura: Burkina Faso. Miedo y preocupación fueron mis primeros sentimientos… e ilusión. Sobre todo muchísima ilusión. Desconocía totalmente el lugar al que me dirigía, pero las ganas de volverme a sentir realizado podían con todo.

En CLIMA, descubrimos un mundo totalmente distinto. Parecía que hubiésemos aterrizado en otro planeta. Sin embargo, la hospitalidad de aquella gente y su cariño nos hacía sentir como en casa. Una realidad chocante que nos nutrió durante 40 días y que nos permitió ser más reflexivos con la realidad del mundo. Gente sacrificada y humilde que nos abría sus vidas y sus corazones de par en par. Niños y niñas que nos enseñaban que una sonrisa es el elemento más simple de la comunicación humana.

Desarrollamos nuestro proyecto: plantamos centenares de eucaliptos en un área cerca del centro de formación, reconstruimos un gallinero y realizamos diversos proyectos y actividades de alfabetización en la guardería de CLIMA. Sin embargo, la huella que nosotros dejamos allí no es comparable con la huella que aquella comunidad dejó en nuestras vidas. Personas maravillosas que nos mostraron que solamente hacen falta dos cosas en la vida: unas manos fuertes para trabajar por los demás y un corazón noble para amar sin limitaciones. Personas modestas que nos ofrecieron todo lo que tenían y que nos enseñaron que la felicidad es un resultado y que no necesitamos grandes cosas para conseguirla.

Hacer un voluntariado es una experiencia maravillosa. Conoces a gente increíble, compartes momentos únicos, descubres realidades extraordinarias, intercambias elementos culturales, aumentas tu comprensión del mundo. Hacer un voluntariado te humaniza. Te vuelves más humano. Encuentras la belleza interior de las personas.

Por todo lo explicado, solamente me queda decir gracias. A mis compis de viaje por el apoyo mutuo y por las emociones compartidas. A nuestras familias y amigos por el acompañamiento. A la comunidad de CLIMA por el afecto mostrado y su infinita generosidad. A la ONGD PROYDE por permitirnos vivir esta fantástica vivencia. Y a Dios por poner en nuestras vidas esta misión tan primordial. ¡Gracias a todos!

Borja Molina Pérez. Voluntario Internacional. CLIMA (Burkina Faso). 2017. ONGD PROYDE Levanteruel.


Testimonio 2

Llega el momento de plasmar nuestra experiencia vivida este verano como voluntarios en Benín y no sé por dónde empezar de tantos momentos que hemos vivido. Ha sido la mejor experiencia de nuestra vida sin duda, ya que lo hemos sentido en primera persona y ha sido realmente emocionante.

El proyecto lo queríamos vivir en matrimonio y sinceramente os lo recomendamos al 100%. Teníamos muchísima ilusión de hacerlo juntos y nos lanzamos a por ello. Tuvimos la suerte de hacerlo al lado de dos amigas, Magdalena y Elena con las que nos hemos llevado fenomenal y hemos compartido muchos momentos que no podremos olvidar.

África es un continente maravilloso, lleno de personas buenas. El viejo tópico es realidad ya que hemos recibido muchísimo más de lo que hemos podido dar. Siempre tienen una sonrisa para ofrecerte, una mirada, un simple gesto que te llega al fondo del corazón.

El momento de conocer a nuestros “vecinitos” fue un día muy especial, se nos puso la piel de gallina al ver que los niños venían corriendo a nuestros brazos. Día a día, compartimos juegos, abrazos, una relación muy estrecha.

Lo realmente especial y el más importante son las pequeñas personas que están allí. Pequeñas personas como Kallo, Marina o Leonce que te hacen sonreír diariamente. Te das cuenta que por el desconocimiento que tienen son realmente felices con lo poco o nada que tienen. Es un aprendizaje brutal de la vida que te hace crecer como persona.

No hemos tenido momentos duros en nuestra experiencia por lo que es un punto muy positivo. Estábamos tan inmersos en el proyecto que recibir el cariño de los niños te hace muy feliz, y el echar de menos a tu familia no llega a ser duro.

Ojalá esta experiencia la viviera todo el mundo una vez en la vida ya que te enseña a ser mejor persona y valorar lo que  realmente es importante.

Rubén Pardo y Raquel Giménez, Voluntarios Internacionales. Benín. 2017. ONGD PROYDE Levanteruel.


Testimonio 3

Poco menos de 40  días son los que tuve la oportunidad con el pueblo burkinés. En el sur de Burkina Faso se encuentra CLIMA, el Centro Lasaliano de Iniciación a la Medios Agrícolas, un centro podríamos decir de “formación profesional” del mundo agrícola. Con instalaciones como gallineros, pocilgas, almacenes, un aula, campos para cultivo y plantaciones de maíz, cacahuetes, bananas, papayas y mangos. Clases teóricas combinadas con trabajo práctico cuyo beneficio se reinvierte en el centro.

Allí es donde se desarrolló nuestro proyecto de verano. Durante 4 semanas pasamos a formar parte del día a día del centro. Ayudamos en la plantación de centenares de árboles que delimitaban uno de los terrenos, colaboramos en la rehabilitación de uno de los gallineros y realizamos talleres y juegos con los más pequeños de la guardería. Pero lo más importante es el tiempo que tuvimos la oportunidad de compartir con todos los que formaban parte de la comunidad.

Tendemos a pensar, o al menos eso pensaba yo, que iremos a un lugar como Bérégadougou y enseñaremos un montón de cosas a la gente con la que nos encontraremos. Pues no. Lo único que hacemos es aprender. Aprender y darnos cuenta de lo fácil que lo hemos tenido siempre, de lo insignificantes que son algunos de nuestro problemas del día a día. Del sudor y sacrificio que supone trabajar en el campo para conseguir un plato de comida. Darnos cuenta del alto nivel de responsabilidad que puede llegar a tener un niño a pesar de no tener ni cuatro años de vida cumplidos. De cómo son capaces de encargarse de sus hermanos pequeños llevándolos a cuestas, literalmente.

Y ver cómo disfrutan que tu estés allí con ellos. Son capaces de estar jugando contigo durante una hora con una pelota, o sin nada, y siempre tienen una inmensa sonrisa en la cara. Y esa sonrisa, esas ganas que tienen de pasar tiempo contigo y esa confianza que hace que te coja de la mano o te toque la piel por ser de otro color, eso, eso es lo que realmente hace que la experiencia sea única y valga la pena. El valor que le dan a que tu estés allí con ellos, sólo por el hecho de estar y compartir tiempo con ellos.

Davinia Curto Roca. Voluntaria Internacional. CLIMA (Burkina Faso). 2017. ONGD PROYDE Levanteruel.


Testimonio 4

“Sigue tus sueños, ellos saben el camino”, ésta es una frase que me define, que define mi vida y mi forma de ser, y tras mi aventura de Voluntariado Internacional en Benín, cercioro más el significado de la misma.

Sólo hay que desearlo y luchar por ello, varios años intentándolo, allá por el año 2004 cuando mi destino iba a ser Nicaragua en el verano de 2015, Perú me esperaba pero no eran mis destinos, mi destino era África, y más concretamente Benín.

Empecé el viaje con muchísima ilusión, sin saber muy bien con lo que me iba a encontrar, pero tenía claro que iba a ser una experiencia que marcaría el resto de mi vida. Y así ha sido, algo inolvidable, una experiencia increíble que he tenido la suerte de vivir con 3 AMIGOS con mayúsculas, Raquel, Rubén y Magdalena, que he podido conocer más de cerca y sin duda, ya forman parte de mí.

Benín, un país desconocido con lugares insospechables y personas únicas. No hace falta hablar el mismo idioma para entenderte, son los gestos, las miradas, y esas sonrisas, las que lo dicen todo. Personas y personitas que me han ayudado a ver la vida desde otro punto de vista.

Un globo, un caramelo, una caricia o un beso y las miradas de los pequeños Kalo o Marina se iluminaban, la complicidad que existía con Cyriane, Euphoria, Emerance, Amel o Leon y la nueva familia africana que he dejado allí, los Hermanos Francis, Paco, Pacorrín, Dennis y Rodri, nunca me cansaré de agradecerles cómo nos trataron, cómo nos hicieron sentir dándonos más de lo que tenían para que nos sintiéramos como en casa, y lo lograron.

Adecentar y pintar los muros, trabajar con los niños, caminar hasta el colegio hablando con todos los vecinos, conocer el país, su cultura y gastronomía, son momentos que nunca se borrarán de mi mente.

Expectativa de ayudar, de cambiar, y realmente, quienes te enseñan son ellos. También tienen sus sueños, también son felices y lo saben transmitir.

Fueron 27 días de felicidad, en los que las risas y la alegría formaban parte de lo habitual. ¿Nostalgia de España y de mi gente? Por supuesto, pero en ningún momento me llegué a preguntar “¿qué hago aquí?” y creo que el no preguntármelo es un buen resumen de lo vivido allí, una experiencia única que recomiendo 100%. Y recordad “Mucha gente pequeña, haciendo muchas cosas pequeñas, en muchos lugares pequeños, puede cambiar el mundo.”

 Elena Amador Checa. Voluntaria Internacional. COLEGIO AKASSATO (Benín). 2017. ONGD PROYDE Levanteruel.

Testimonio 5

“Durante un mes tuve la oportunidad de conocer Rwanda y rodearme de gente que sin conocerme de nada me abrió las puertas de su hogar y me acogió. Estoy muy agradecida de haber vivido esta experiencia y de haber compartido tantos momentos especiales. Al fin y al cabo me uní al proyecto para conocer y compartir y no solo lo he hecho sino que además he venido con el corazón lleno de recuerdos preciosos y la fortuna de haber conocido un lugar y una realidad increíbles. Jamás olvidaré lo que allí viví ni a su gente.”

Ainoa Botella. Voluntaria Internacional. COLEGIO LA SALLE KIRENGE (Ruanda). 2023. ONGD PROYDE Levanteruel.

Testimonio 6

“Decir adiós a esta experiencia fue muy difícil, es increíble todo lo que he llegado a sentir y me han hecho sentir en este lugar. Me he sentido en casa y me he ha echo darme cuenta de que no necesitamos tanto para ser felices. Conocer su cultura y ver como nos han tratado como unos más en su dia a dia a sido muy enriquecedor. Volvería a repetir esta experiencia sin ninguna duda”.

Alba Alfieri. Voluntaria Internacional. COLEGIO LA SALLE KIRENGE (Ruanda). 2023. ONGD PROYDE Levanteruel.

Testimonio 7

“El vivir en plena naturaleza es pura vida. La idiosincrasia de la gente, su carácter, lo hospitalarios que son y cómo nos han acogido. Sentirse en otro país y sentirse como en casa, no tiene precio. Volvería mil veces a repetir la experiencia. Lo mejor la gente del lugar, la convivencia con los hermanos. Conocer las costumbres indígenas BriBri. Su creencias y vida diaria. Me han enseñado a valorar lo importante de la vida. A veces, menos, es más. Ellos, con menos recursos que nosotros, son muy felices y eficientes. Cuidan la naturaleza con un cariño y esmero que me sorprendió muy gratamente.”

Jesús Hueso. Voluntario Internacional. COMUNIDAD AMBURI (Costa Rica). 2023. Fundació PROIDEBA.

Testimonio 8

“El mes que he estado en Amubri, Namu Wökir ha sido una experiencia única. Poder conocer a su gente, escuchar sus historias y participar en las fiestas del pueblo nos ha hecho sentirnos del lugar, que aunque no nacimos allí, de algún modo ya pertenecemos a él, siento que he podido ser yo en un contexto ajeno a mi. Y por supuesto, agradecida de poder vivir rodeada de una naturaleza abrumante.”

Abril Sánchez. Voluntaria Internacional. COMUNIDAD AMBURI (Costa Rica). 2023. Fundació PROIDEBA.

Testimonio 9

“No quiero entrar en tópicos, pero ha sido una experiencia de vida muy bonita y plena. Creo que todo el mundo debería tener esta oportunidad y aprovecharla porque te da otra visión de la vida. El hecho de vivir en un sitio tan apartado del mundo y de tener que adaptarse y hacer solo lo que te permita la distancia , el transporte y la naturaleza, hace que te des cuenta de lo pequeños que somos y de la gran suerte o no, que tenemos, porque yo creo que en el fondo, los afortunados son ellos”

Natàlia Vinent. Voluntaria Internacional. COMUNIDAD AMBURI (Costa Rica). 2023. Fundació PROIDEBA.